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Lactancia bajo Demanda

La lactancia materna se espera que se maneje a libre demanda, conforme lo solicite el mismo bebé, y esto lo recomiendan varios especialistas de la salud, sin embargo, muchas veces a la par, mandan indicaciones de tiempos estimados de cuánto debe permanecer en cada pecho el bebé y cada cuanto se le debe despertar para surtir, lo cual contraviene el concepto de “libre demanda”

Como su nombre lo indica, la libre demanda se refiere a brindar el pecho, sin preocuparnos de horarios, ni duración específica entre las tomas, de esta manera lo que se busca es priorizar la necesidad de pecho que marca el propio bebé, regulado por sus requerimientos nutrimentales y de vínculo afectivo.

Como comentábamos líneas arriba, se recomienda entre centros y especialistas de salud el manejo de lactancia cada 3 horas y con una duración de 15-20 minutos por cada seno, esto en sí no tiene un fundamento científico, y atiende más que nada a conceptos obsoletos sobre la lactancia o la comodidad de la mamita. “Libre demanda” es algo que exige mucho compromiso de parte de mamá para dar de comer con cierta regularidad, interrumpiendo sus actividades diarias y su ciclo de sueño.

Nuestra recomendación es que mentalices todos los enormes y comprobados beneficios que la lactancia materna le brinda a tu bebé para encontrar la mejor forma de cubrir la libre demanda, para ello serán necesarios un par de días de manera que encuentres una rutina entre tú y tu bebé, y sobre esta rutina construyas y adecues tanto espacios como posiciones de amamantar a modo de que sea llevadero, así como si es el caso, incluir a tu pareja en esta nueva rutina. 

Existen muchas cosas que ayudan a cubrir con la libre demanda, por ejemplo, muchas mamás optan por colechar (dormir junto con el bebé en la misma cama) o al menos tener una cuna cerca de su cama para las tomas nocturnas, de manera que ellas también descansen.

Hablando sobre los tiempos anteriormente manejados (3 horas entre tomas, 15-20 min cada toma), veámoslo desde una óptica actualizada:

  • Tiempo entre tomas

Como decimos, estamos a libre demanda según lo que marque el bebé, pero no se trata tampoco de sentirnos “a su merced”. La naturaleza es sabia, y justamente teniendo a nuestro hijo cerca, podemos anticiparnos a su necesidad. Dado que no logran comunicarse más que con el llanto, es probable que cuándo el llanto llega, estemos un poco tardes a satisfacer su necesidad. 

Las señales básicas para detectar si tu bebé tiene hambre son:

 

 

  • Duración de la toma.

El tiempo entre tomas cobra relevancia para evitar retirarlo antes de tiempo, más que dejarlo mucho tiempo mamando. 

Una leche madura (la que se produce cuando la lactancia queda debidamente instaurada, aprox. 15 días posteriores al nacimiento de tu bebé) generalmente tiene 2 composiciones en cada toma. Cuando tu bebé se encuentra mamando con avidez, la primera leche que se libera es rica principalmente en azúcares (en especial de lactosa). Es de una consistencia más ligera, acuosa y dulce, y su función primaria es saciar la sed del bebé, así como de brindar los requerimientos energéticos del cerebro.

Posteriormente a que se sacia esta necesidad, poco a poco la composición de la leche se modifica y se vuelve más densa y espesa, en ella se concentran principalmente los ácidos grasos, para apoyar al bebé a subir de peso como parte de su crecimiento.

Ambas leches adicionalmente tienen grandes cantidades de proteínas, vitaminas, anticuerpos y demás nutrientes, la diferencia justamente radica en esa composición ligera y azucarada de la primera leche vs la composición densa y natosa de la segunda. 

No existe una regla exacta o una forma de saber en qué momento se pasa de la primera leche a la segunda en una toma, pero se sabe que oscila entre 10 a 15 min. Por lo tanto, si cubrimos la regla (mal recomendada) de dar pecho 15-20 min de cada seno, estamos dejando nada o casi nada de tiempo a que el bebé genere la bajada de la segunda leche, quedándose sólo con la primera rica en azúcar y acuosa. 

¿El resultado? Un bebé que no sube de peso, o lo sube muy lentamente, y con datos de una falsa intolerancia a la lactosa (azucares altos en estudio de heces o heces verdosas, explosivas y flemosas) y lo siguiente que se hace generalmente es o dar una dieta restrictiva a la mamá o, en el peor de los casos, una instrucción de suspender el seno materno.

La falsa intolerancia en realidad una respuesta lógica a un consumo excesivo de lactosa que el intestino delgado del bebé no logra digerir totalmente, y asociado con esto, se disparan los azúcares reductores, aumentando la acidez intestinal, provocando un fallo en la flora bacteriana. 

No con esto significa que todos los casos son similares, efectivamente si existen bebés con una intolerancia lactosa que se conoce como la “galactosemia”, que es una enfermedad congénita con la que se nace y se convive toda la vida, sin embargo, su incidencia es muy baja (aproximadamente 1 de cada 50,000 personas) esto debe ser propiamente diagnosticado por un Pediatra Pro lactancia para evitar un diagnóstico erróneo.

 

Entonces ¿cuál es la regla?

Regula las tomas de tu bebé, de manera que sacie su hambre un seno a la vez, de esta manera no sólo provocará la bajada de la segunda leche en la toma, sino que a empezaras a desarrollar tu patrón de lactancia.

Muchas mamás suelen dedicar tomas en un seno y, con apoyo de un lazo (que puedes hacer o comprar) que colocan en su brassiere, identifican cuál fue el seno del que tomó la última vez su bebé, para iniciar con el otro a la siguiente toma.

 

¿Cuándo debo preocuparme para identificar si mi bebé no se está alimentando de manera correcta?

Existen ciertas señales que pueden indicarte que no se está estableciendo bien la lactancia:

  • Dolor mientras el bebé toma.
  • Dolor posterior de la toma.
  • Que el bebé realice una toma muy prolongada (más de 50 min. Aprox).
  • Que no se mojen pañales.
  • Que haya una pérdida de peso arriba del 10% con respecto a su peso de nacimiento.
  • Que tengas heridas o grietas en tus pezones.
  • Presentar zonas enrojecidas o duras, sentir que se tiene el pecho lleno, o fiebre.

Prácticamente todas estas señales tendrán su origen en un mal agarre que puede tener diferentes orígenes, tanto emocionales (por ejemplo, miedo o ansiedad de la madre) como físicas (como un frenillo lingual corto). Para darle una solución es importante que busques una asesoría de lactancia de manera presencial, para que te apoye a encontrar si existe algún detalle en el agarre y con su guía, identificar algo físico que requiera atención del pediatra.

 

¿Cómo saber si mi bebé está subiendo de peso correctamente?

Tu pediatra será quien te irá marcando esta métrica para estar seguros de que tu bebé va creciendo de manera correcta. 

Para medir el crecimiento, se manejan los gráficos llamados “Percentiles de talla y peso”, que son una correlación entre el peso, altura y diámetro de la cabeza de tu bebé tomando en consideración su edad y su sexo. Al realizar estas medidas se grafican y se verifica si está o no dentro de los percentiles considerados como normales, o si por el contrario se encuentra fuera de estos (ya sea por debajo, que dejaría suponer que no se está nutriendo correctamente, o por encima que supondría que está ganando peso de más)

Ahora bien, los percentiles fueron creados bajo condiciones controladas y difícilmente se puede considerar en un gráfico las diferentes condicionantes que traen los bebés, por lo que un percentil bajo puede salir así pero no porque el bebé no esté nutriéndose correctamente, sino que tenga una carga genética de padres que sean bajo de estatura y/o delgados por naturaleza, y lo mismo, al contrario. 

Sería muy irresponsable basar un juicio de desnutrición u obesidad solamente por el desempeño de una gráfica, solamente con un seguimiento puntual pediátrico y considerando todos los factores externos es que se puede determinar con claridad si es que el bebé en realidad está teniendo algún desempeño anormal en su crecimiento esperado.

 

¿Cuáles son los puntos clave para saber que mi bebé se está alimentando correctamente?

  • Por la succión. El agarre es clave, y obedece a una serie de movimientos y posición específica de la boca para saber que se está realizando correctamente. Un buen agarre no duele ni lastima. Para conocer más sobre el agarre, ve a nuestra sección “¿Cómo dar pecho?”
  • Por la orina y las evacuaciones. La cantidad de pañales mojados, la consistencia de la orina y de las heces dicen mucho sobre la correcta alimentación de tu bebé. Para conocer más sobre las evacuaciones, ve a nuestra sección “Popos en la Lactancia”.
  • Por su control de crecimiento llevado por su pediatra. Considerando las revisiones de percentiles y demás factores, el seguimiento mensual de parte de tu pediatra al menos durante el primer año de vida, es vital para llegar un control óptimo de desarrollo.
  • Por su creación de patrones de alimentación y descanso. Aunque al principio es errático, conforme se establece la relación madre-hijo, lo esperado es que se regulen los patrones de alimentación y descanso en el bebé, agarrando un ritmo.

 

NO son puntos a considerar:

  • La dureza o blandura de tus pechos. Conforme se establece la lactancia, tu pecho empieza a producir leche en el momento en que siente succión, por lo que se deja de sentir ese ciclo de dureza/blandura.
  • Si tu bebé de repente solicita más pecho de lo normal. Existen momentos identificados en donde tu bebé demandará más leche a manera de elevar la producción, para más información ve a nuestra sección “Brotes de crecimiento y angustia de la separación”
  • Por la cantidad de leche que extraes con la bomba de leche. Bajo ninguna circunstancia se compara la extracción que una bomba realiza vs. la succión de tu bebé, guiarte por esta métrica es completamente erróneo.
  • Si tu pecho no gotea leche. No todas las mamás experimentan descargas lácteas al punto de gotear leche, y no por ello significa que la producción es baja.

 

Ampliaremos estos puntos en nuestra sección de “Mitos y Problemas de la Lactancia”